Si tienes sarro acumulado, puede que tu dentista te haya recomendado hacerte un curetaje.
Pero ¿sabes en qué consiste un curetaje?
Se trata de un tratamiento mucho más profundo que una limpieza dental normal, en el que se elimina la placa bacteriana y el sarro que se han acumulado debajo de las encías y en la línea de estas con los dientes.
¿En qué casos se recomienda un curetaje?
Ante afecciones como gingivitis, periodontitis y otras enfermedades de las encías, lo mejor es recurrir a un curetaje para evitar problemas de salud bucodental y general más graves.
Las enfermedades periodontales no dan síntomas al inicio, por lo que cuando vamos a realizar el curetaje, la acumulación de sarro es enorme y a veces se han producido daños irreversibles en la zona afectada.
Ese es uno de los motivos por los que es tan importante que lleves una rutina de higiene oral completa y visites al dentista cada 6 meses.
¿Cómo se realiza un curetaje?
Para hacer un curetaje es preciso levantar la encía e introducir un instrumento llamado cureta, que raspará con suavidad pero eficazmente el sarro acumulado.
Una vez hecho esto, se pule la raíz del diente y se alisa la superficie de la corona, para evitar que la placa vuelva a acumularse. El alisado también permite que la encía se vuelva a adherir al diente y este se pueda conservar.
Todo se hace bajo anestesia local, por lo que no hay nada que temer.
Durante los días siguientes, es normal que haya sensibilidad, inflamación y algo de sangrado. Son molestias que desaparecen en poco tiempo.
En algunos casos se pueden recetar analgésicos, antiinflamatorios y antibióticos para ayudar a la recuperación.
Con el paso de los días, el tejido gingival se va regenerando y adhiriendo a los dientes.
¿Y después del curetaje?
Es muy importante que a los 3 meses vuelvas a la clínica para comprobar si la afección de las encías ha desaparecido. Si no, se puede hacer un nuevo curetaje.
Asimismo, es vital que lleves unos hábitos de higiene oral escrupulosos, una dieta saludable y elimines el tabaco (si fumas).
Si no se tratan adecuadamente y a tiempo, las enfermedades de las encías pueden acarrear la pérdida de una o varias piezas dentales, con el consecuente debilitamiento del hueso maxilar.
Además, está demostrado que las enfermedades periodontales aumentan el riesgo de accidentes cardiovasculares, diabetes y otras afecciones graves.
¡Prevenirlo está en tu mano! Higiene, dieta sana y visitas al dentista cada 6 meses.
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